Era fin de 2011, y una compañera de trabajo estaba realizando un curso de coaching ontológico. Es como medio raro de explicar qué es pero básicamente le vas con tu problema puntual e, indagando desde el principio de tu historia, y desde el punto de vista de alguien que nada más observa desde afuera, te va llevando a la solución a tu problema. Podría decirse que raya con la terapia, pero no es.
Resulta que quienes estudian coaching necesitan "conejillos de indias" para poder ir practicando y viendo en qué fallan y en qué van mejorando: lo hacen entre ellos también pero claro, llega un momento en que se conocen tanto entre sí que ya pasan a involucrarse con el problema y bueno, se pierde el sentido de la cuestión.
Y bueno, así fue que mi compañera nos preguntó si queríamos tener sesiones con alguno de sus compañeros de curso -con ella no podíamos-... a lo que dije: Y daaaaaaale!
Mi primer sesión de coaching
Enseguida tuve mi primer sesión de coaching con una mujer, y el problema que le había llevado es: "No puedo hacer cosas que me hagan bien a mí"
Me pasaba que para los demás, todo: no solamente intentar quedar bien con todo el mundo, también cumplir con todos. Y yo cuándo? Y bueno, tenía la idea en la mente para hacer, tenía ganas de concretar algún desafío, algo que me interesaba aprender: pero había algo, como si fuera una pared, que me bloqueaba y nunca podía llegar a la acción. Y además, cuando llegaba ese momento siempre me decía: "No merezco hacer esto por mí. Quién soy? Nadie" Una porquería!
Entonces no tenía ni un hobby, ni un guilty pleasure, ni disfrutaba una salida, ni... ni nada. Y es una porquería eso porque te sentís alienada y encima no podés disfrutar de la vida! No tiene sentido, no?
Bueno, conversando conversando tuvimos una sesión que se fue a la miércoles porque duró 2 horas y media (debería durar una, de última lo hacés por partes), terminé con los ojos hinchados de tanto llorar y básicamente me dejó hecha pelota, sin fuerzas -qué increíble! sólo estuvimos hablando-
A los meses, y SIN PENSARLO, naturalmente, empecé a retomar uno de mis viejos hobbies que fue la bijouterie. Y no podía parar, se me iban las horas y me sentía bien! Llegué a hacer tanto para mí que no lo iba a usar y lo empecé a vender, y mis cositas se vendieron bien :D
Hasta que le perdí el interés, la verdad que cuando me di cuenta de que pasaba horas haciendo algo que sí, por ahí una o dos veces lo vendo a 20, pero si el resto lo vende a 10 eventualmente no iba a hacer negocio, como que lo fui dejando, igual lo súper retomaría cuando vuelva a tener ganas.
Mi segunda sesión de coaching
En eso mi compañera necesitó conejillos de indias de nuevo, y otra vez me ofrecí para una sesión.
Esta vez el tema era: "no puedo elegir nada que me guste" que terminó derivando en "me siento incómoda llamando la atención"
Fui a esta coach planteándole que voy por la calle mirando vidrieras, y me encanta un montón de ropa, pero nunca me la pruebo, como si de entrada descartara que me va a quedar horrible, y tal vez me estoy perdiendo de conocer mi estilo, o de sentirme bien conmigo misma. Que me encanta cómo le queda a los demás pero no me animo a proyectar eso en mí. Y eso parece re trivial, pero les juro que sostenido en el tiempo lleva a decirte "Si soy horrible. Nada me queda bien. Es al pedo el esfuerzo"
Después de dos sesiones de una hora, encontré algo que todavía intento manejar, que es que en realidad lo que me pone incómoda a mí es llamar la atención, usar algo lindo que me guste, o maquillarme, o algo que haga que se paren y me miren... No existía el nail art -o sí pero no era lo que es- así que directamente ni se me ocurría eso.
Todavía intento manejar esto.
Los efectos a largo plazo
Pero a fin de cuentas, después de estas dos sesiones, en un año experimenté los siguientes cambios
- Comencé a tener hobbies, a animarme a hacer cosas que me interesaban y no frenarme, descubrir que me hacían bien y ser constante en llevarlas a cabo
- Me animé a soltarme, liberarme de ataduras, de auto prejuicios y empezar, de a poco, a ponerme en primer lugar: me gusta eso? me lo pruebo y me lo llevo, me quiero pintar? me pinto, quiero llevar las uñas decoradas? las llevo
- Tomé decisiones cruciales en mi vida, dejé aquello que me hacía mal y me enfermaba, y con que seguía sólo porque se suponía que debía hacerlo
- Y de alguna manera todo esto me lleva a expresarme a mí misma y al mismo tiempo descubrirme, y aún me sorprende la cantidad de ataduras que uno mismo se pone en la vida, con el paso de los años (y eso que no son tantos!), y que te van condicionando como si fueran un efecto dominó. Si hubiera seguido como venía, en el corto plazo iba a terminar sin siquiera salir de casa!
- Hago bijou, expreso mi creatividad en cosas tangibles
- Cocino, invento recetas, las pruebo, me animo a los desafíos
- Me gustaron las obras de nail art, dije por qué no, las empecé a practicar, las llevé a la calle y todo el mundo me las elogió
- Volví a maquillarme y a prestarme atención a mí misma, a cuidarme, y a mimarme. A ver qué me pongo y ser más coqueta, salir de lo conservador, buscar mi propio estilo (lo encontraré?)
- Escribo!!! sin seguir ninguna línea, sin seguir estructuras, libre sin contenerme en el lenguaje o en la expresión, sin cerrarme en un único tema -aunque muchas veces parezca que sí jejejeje-
En fin: Escribir este blog me hace bien!! Y sí que tengo que agradecerle a estas tres coaches (hoy ya están recibidas), sin ella este cambio jamás hubiera sido posible!! Albi, Ely, Inés: INFINITAS GRACIAS.